

Competiciones con motos deportivas
En 1972 la parca del postillón Gilberto Parlotti en el TT de la Isla de Man llevó a que Giacomo Agostini y otros pilotos del entero de Velocidad anunciasen que no iban a volver a correr en la Isla de Man en la vida más. Esto dejaba fuera del calendario la carrera más antigua y con más solera de las que se celebraban pero también erradicaba de cuajo una de las más peligrosas pruebas del entero de Velocidad.

La propia organización del TT de la isla de Man comenzó las negociaciones para instituir un campeonato paralelo que permitiese la continuidad de la testificación. De esa manera nació el Mundial de Formula TT. En un base se realizaron tres categorías al porte del entero que todos conocemos, Formula III con motos de dos tiempos entre 125 cc y 250 cc y cuatro tiempos de 200 cc a 400 cc; Formula II con motos de dos tiempos entre 250 cc y 350 cc y cuatro tiempos de 400 cc a 600 cc y Formula I con motos de dos tiempos entre 350 cc y 500 cc y cuatro tiempos de 600 cc a 1000 cc. Por desgracia en 1982 se abandonó la Formula III y en 1987 ya solo se corrió la Formula I.

Este entero paralelo comenzó disputándose a una sola testificación en el TT de la Isla de Man, pero a volverse atrás de 1982 se fue ampliando el calendario hasta adecuar a contener ocho pruebas en 1988. Este periquete fue un entorchado de inflexión al crearse el entero de Superbikes en ese mismo año. De esa estilo el mundial de Formula TT fue decayendo hasta que en 1990 se celebró la última tirada del mismo.

Pero el entero de Superbikes no se inventó de la nada en 1988, en USA se estaba organizando un campeonato aya con esa misma denominación desde 1976. Básicamente este campeonato se organizaba con motos derivadas de enlace convenientemente preparadas para disputar carreras en circuito. Una representación bastante sencilla en su concepción que permitía a las jóvenes promesas conseguir a la competición con motos de buenas prestaciones y precios razonables. Sin la condición de tener una gran título a espaldas casi don nadie con idoneidad podía aspirar a vencer.
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